viernes, 09 de julio de 2010
INES - Ines ha trabajado durante todo el invierno por recuperar su historia y convertir un antiguo salón del ayuntamiento en una escuela, después de haber recuperado muebles, libros y utensilios del mundo escolar local de las antiguas escuelas.
Un mérito si se tiene en cuenta que se trata de una pequeña pedanía de San Esteban de Gormaz, con 40 vecinos censados, pero que sólo suman 10 en invierno, lo que hace más notable el esfuerzo que han tenido que realizar para poner en marcha este proyecto.
En la reunión anual que la asociación local tiene cada año una de sus nuevas vecinas, la holandesa Ellen de Vries, lanzó una idea: restaurar el material que había en las antiguas escuelas, que se acababan de rehabilitar como vivienda de alquiler, y convertir ese “tesoro”, como ella misma lo define, en un museo en las escuelas que tenía Ines antes de la dictadura y donde hoy se ubica el Ayuntamiento.
Los vecinos secundaron la idea y han trabajado durante los meses invernales en limpiar, lijar, pintar y adecentar una sala de la planta baja del edificio, donde se ubicaron las escuelas de la República, en un museo didáctico que todos los vecinos pueden disfrutar, y de que cada uno tiene una llave para poder abrir sus puertas a turistas y personas interesadas en conocer más acerca de su propio pasado.
El próximo sábado, día 10 de julio a las 13 horas, tendrá lugar la inauguración oficial, que contará con una exposición de arte contemporáneo de Carlos Aranda, también vecino del pueblo, y un recital musical a cargo del sanestebeño Antonio Moreno.
Será el broche de oro a meses de trabajo por “recuperar y dar a conocer una parte del pasado de Ines, un pueblo que como tantos otros con el tiempo ha perdido la mayoría de su gente y su vida activa”, explica Vries.
Esta mujer que lleva dos años residiendo en Ines recuerda que todos los libros, útiles y mobiliario estaba en la localidad, aunque algunos se encontraban destruidos por los ratones y que gracias al trabajo de media docena de mujeres han conseguido darle vida.
La actividad no sólo ha supuesto una obra de arte, sino que ha permitido que las vecinas estuvieran entretenida durante el duro invierno soriano y tuvieran actividades sociales “que mueven el alma”.
El museo-escuela será una estampa del pasado, pero una enseñanza para el futuro, según explica esta profesora de alemán, quien reconoce que el objetivo es “que empiece a partir de aquí, para los que no han vivido esta época y que sirva de recuerdo para los mayores, porque es su historia”.
Y una historia que no se ha modificado, como ella misma presume porque ahí se conservan libros, pero también los cuadros que colgaban en las paredes con las imágenes de la Virgen o Primo de Rivera, otros cuadros no se conservaban, como el de Franco, aunque sí la placa de inauguración de las escuelas franquistas inauguradas en 1964.
Entre los libros se puede contemplar el primero que leyeron cientos de escolares en la España de postguerra, “España y mi mundo”, algo que sorprende a esta docente cuyo primer libro de infancia fue un cuento de hadas, lo que marca la filosofía de la enseñanza en distintas partes de Europa.
Una historia que también se refleja en las actas que recogen la vida del centro escolar desde 1927 hasta los años 70 en que se cierran las aulas.
“Es una cosa del pueblo”, insiste Vries, quien recuerda que el propio pueblo se ha involucrado en su conservación, igual que en su apertura, ya que serán los vecinos los encargados de abrirlo y ser parte del museo vivo, porque sus experiencias valdrán tanto como sus piezas fijas.
Por eso el sábado la localidad será una fiesta, con comida popular y exposición y música, que permita recuperar esa filosofía de la importancia de la educación.
Los que lleguen a esta inauguración se encontrarán un pueblo transformado y bello, los vecinos se han encargado también de adecentar sus calles con flores en barricas y de poner el nombre de las calles en tejas pintadas a mano, para presumir de trabajo colectivo.
