lunes, 14 de mayo de 2012
GASTRONOMíA - La Bodegas Tierras el Guijarral, ubicada en Peñalba, ha logrado un Bacchus de Plata en esta edición 2012 por tinto Rudeles Finca La Nación 2008. Estos premios de carácter internacional están concedidos por la Unión Española de Catadores.
La bodega Tierras el Guijarral de Peñalba de San Esteban ha otra de las bodegas premiadas con un Bacchus de Plata por su vino Rudeles Finca la Nación 2008, elaborado con uvas seleccionadas de la finca La Nación, situada en la ladera de Las Comarcas, con cepas de 105 años, de tempranillo o tinta del país, cultivadas en vaso.
Así logran un vino de color rojo oscuro, con aromas de fruta roja muy madura y una boca muy potente.
Tierras el Guijarral está ubicada en una pedanía del municipio sanestebeño y es el proyecto familiar creado para continuar la labor de sus antepasados que, generación tras generación, les fueron transmitiendo la pasión por la viña, su fruto, así como una cultura del vino ya casi olvidada y que esta familia se ha propuesto recuperar y traducir en cada botella.
Desde su origen, han buscado reflejar en el vino las cualidades de la tierra soriana, su gran activo, junto con unas cepas plantadas hace ya más de 90 años.
Por este motivo cuidan especialmente el trato de la viña, con un trabajo constante, pero adaptado a las circunstancias climatológicas que tanto afectan a la evolución de la viña, sin por ello abandonar las formas y costumbres heredas de los suyos.
Los viñedos que ofrecen la materia prima a Tierras El Guijarral están situadas a 900 metros de altura, en el límite este de una denominación que desconoce, en ocasiones, el gran trabajo que se realiza en estas bodegas y viñedos más apartados.
El objetivo de Rudeles no es la gran producción, ya que buscan la calidad en cada botella, por eso cuenta con unas 50 parcelas, casi todas de pequeño tamaño, distribuidas básicamente en cuatro zonas, que vinifican por separado, al igual que alguna viñas con características particulares.
Suman un total de 42.000 cepas, plantadas en vaso, la gran mayoría heredadas de abuelos y bisabuelos de los que han aprendido el arte de hacer un buen vino.
Sus producciones tienen una media de 1.500 kilos por hectárea, buscando siempre la calidad frente a la gran producción y habiendo logrado ser un referente enológico en la Ribera del Duero.
El proceso de producción para elaborar estos vinos es el constante y exhaustivo trabajo en el cuidado de la viña, como explican desde la bodega, donde explica que todo se realiza de manera manual, siguiendo las demandas de la propia tierra.
Tanto la entrada de uva, como la elaboración del vino, su paso a barrica, trasiegos y embotellado se realizan de forma estricta, pero con el mimo que marcan al proceso.
Su secreto está en el cuidado de las viñas, el verdadero motor de la bodega, siguiendo los consejos de los más mayores de la localidad, que durante cientos de años han elaborado vinos de calidad, ajenos a certificaciones y denominaciones, pero que saben del oficio y han sabido guardar las técnicas para ofrecer el mejor producto.
Rudeles ofrece un producto cuidado y mejorado de sabor que se encontraba en esas bodegas excavadas en la tierra y que han sido el legado de los más mayores para buscar nuevos productos enológicos con los que crear riqueza y empleo en la comarca.
Vinos con carácter, con cuerpo y con la identidad de un pueblo que hace del viñedo un arte y traslada a cada copa, hoy izada para brindar por el premio recibido en Madrid.
El objetivo que se persigue desde la Unión Española de Catadores con estos premios es, por un lado estimular la producción de vinos de alta calidad, recordado que la industria bodeguera es el sostenimiento de muchos núcleos rurales con respeto del medio ambiente, y por otro lado, favorecer el conocimiento de consumidores de los vinos premiados, consolidando la fama y riqueza vitivinícola de los países que entran en concurso.
Los Bacchus buscan favorecer su conocimiento entre los consumidores destacando especialmente a los vinos premiados y consolidando a la vez la fama y riqueza vitivinícola tanto de España como del resto de países participantes y contribuir a la expansión de la cultura del vino y al progreso del sector productor estimulándole para que alcancen mayores cotas de calidad, fomentando a su vez el intercambio de conocimientos en análisis sensoriales de vinos entre expertos catadores.
Gracias a estas medallas se refuerza el prestigio y la confianza en los concursos internacionales avalados y controlados por VINOFED, en base al rigor con el que se desarrollan y se otorgan los premios en los mismos y se logra resaltar vinos con un criterio único de calidad superior.
