martes, 25 de agosto de 2015
OCIO - El grupo de Ecología Angel Cabrera (GEAC) de Madrid, encabezado por Jorge Olalla, ha realizado dos talleres de anillamiento científico de aves en San Esteban de Gormaz, con éxito de participantes y organización
Si pudiéramos entrevistar a un pájaro le preguntaríamos qué ve cuando sobrevuela nuestros pueblos y ciudades, a dónde viaja y que experiencias se trae en su maleta particular. Eso quizás no podamos hacerlo, es ciencia ficción, pero la ciencia de verdad puede saber muchas cosas examinando a las aves.
Y eso es lo que han hecho con un novedoso y divertido taller de anillamiento de aves en el entorno del Molino de los Ojos de San_Esteban de Gormaz, durante dos mañanas, en la que cerca de 50 personas han podido trabajar con Jorge Olalla, miembro del GEAC (Grupo de Ecología Ángel Cabrera) de Madrid, estudiando, capturando y anillando aves.
Olalla explicó a los participantes que para anillar aves hace falta un permiso especial y les enseñó las redes que había colocado en puntos estratégicos al amanecer para capturar sin daño aves que poder estudiar.
Con el grupo ya formado ha contabilizado las capturas y le han regalado sorpresas como dos Martín pescador, o hasta 14 tipos diferentes de aves que han logrado capturar y liberar en las dos mañana de trabajo.
Cuando recoge el ave de la red pueden conocer el alimento que toma, estudiar si tiene parásitos y realizar un análisis del animal que después comparten en Internet. Así, rodeado de los asistentes a estos dos talleres, les ha pesado, medido, estudiado la raza y calculado la edad de la pieza, a través de la observación de tipologías como el color, el plumaje o la forma de sus alas. Calculan también la grasa corporal y la musculatura y registran todos los datos para estudios posteriores.
Con todos los datos recogidos, Olalla explicaba a los asistentes cómo anillar el ave, mostrando que cada anilla cuenta con un código que permite hacer un seguimiento del animal, para calcular su flujo migratorio o realizar estadísticas de años de vida, entre otros muchos aspectos.
Curiosamente, entre una de las aves capturadas había un ejemplar que ya venía anillado y que provenía de Inglaterra, por lo que pueden calcular el viaje que ha tenido que realizar este pájaro hasta alcanzar la Ribera soriana.
Olalla enseñó a los asistentes que a veces se capturan varias veces, en distintos lugares y edades, el mismo pájaro, lo que permite realizar diversos estudios.
Y después, sin querer estresar a los pájaros, los liberaron, llevando en su pata un recuerdo de su visita a la ribera sanestebeña y su paso por el Molino.