La escuela de Música de la asociación Compases del Duero de San Esteban de Gormaz ha clausurado el curso académico que comenzó en octubre y que ha permitido que más de un centenar de alumnos se inicien o perfeccionen técnicas musicales.
Para demostrar el trabajo realizado durante estos meses y lo aprendido en las clases ofrecieron una serie de audiciones que, a modo de concierto, también permitió que padres, familiares y el público de la villa ribereña disfrutaran del buen hacer musical de una formación que “tiene cantera”, como afirmó Ramón Moreno Maydagán.
En la primera audición les tocó el turno a los alumnos de clarinete a los que imparte clase José María Capilla, que demostraron su buen hacer al frente de este instrumento con el que algunos ya forman parte de la banda de música. Junto a ellos, en la primera cita musical estuvieron también los profesores de guitarra, Santi Gutiérrez, y de metales, Alberto Brogeras, que prepararon con sus alumnos un repertorio musical variado y también emotivo, especialmente porque contaron con la participación de dos pequeños, que forman parte de la nueva incorporación de la escuela que demostraron que, a pesar de su corta edad, son capaces de ofrecer una buena actuación sobre el escenario, arrancando los aplausos del público que quiso arropar así el esfuerzo de meses de trabajo.
Porque este final de curso sirve también para demostrar lo aprendido, pero para poner en valor el trabajo de profesores y niños, para estos últimos se suman dos hechos, el primero el verse evaluados del trabajo anual, pero también los nervios de subir al escenario, enfrentarse a un público, en algunos casos por primera vez, y probarse ante el directo.
Por eso, como explicó la directora de la escuela de música, de la banda y profesora de algunas especialidades, Jessica Redondo Fresno, especialmente cuando los niños están en su primer año de instrumento “necesitan que les aplaudamos con toda su energía”, en referencia a un público obediente que supo ver el talento de los pequeños, valorando también que, como dijo Jessica Redondo, “dedicarse a este tipo de estudios es complicado”, reconoció.
En la segunda sesión de audiciones participaron los alumnos de clarinete de la propia Jessica Redondo, así como los que estudian oboe de la mano de Gabriel Atienza Valero, los que se instruyen en saxofón con Javier Cebas, alumnos más mayores como los que participan en las clases de acordeón con Sotero Herrero Palacios y a los que Andrés Tejedor de Marco enseña flauta travesera.
Entre todos ellos ofrecieron un extraordinario repertorio musical en el que no faltaron clásicos de Beethoven como el himno de la alegría, vals, piezas de corte germano como la marcha del emperador de Alemania o más dinámicas como Fanfarria, así como ritmo latinos con la bachata Eres mía, populares como El Señor Don Gato o románticas como Venecia sin ti, que se sumaron a otras como Viva la vida de Coldplay y la complicada Bohemian Rhapsody de Queen con la que se atrevieron a poner el broche de oro a un curso con valoración excelente y los objetivos conseguidos, solo queda esperar a matricularse el próximo año.