Paula Albitre Lamata es una estudiante que ha conseguido marcar un hito, porque con solo 23 años se ha rodeado de profesores de Universidad y catedráticos de la lengua española, para ofrecer en Perú (Lima) una ponencia sobre el origen de la diversidad pronominal en América ¿Influencia peninsular o factores diastrásticos y diafásicos?
Este XI Congreso de Historia de la Lengua estaba divido entre conferencias que pronuncian los profesores “más ilustres”, como los define Albitre, en referencia a docentes que tienen una trayectoria más larga en universidades, y por otro lado, estudiantes como ella.
“Yo me estoy especializando en la historia de lengua, cómo surge una lengua y cómo va cambiando, que me parece lo más interesante”, reconoció la alumna sanestebeña, que cursó Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid y que ha realizado en su último curso del máster de investigación en lengua española la cortesía en las cartas, que le ha valido una calificación de 10 por parte de su tribunal.
Poco antes de conseguir esta calificación sobresaliente, Albitre expuso su trabajo en un congreso, un escenario que considera que es el lugar donde “exponer distintos cambios en varias perspectivas” y donde cree que lo más importante es la oportunidad de “conocer gente de tu mismo ámbito pero con pensamientos diferentes”, lo que le enriquece. Y así viajó hasta Lima, para sentirse “de tú a tú con mis profesores”, una situación que le ponía menos nerviosa que cuando le tocaba exponer en las aulas. “En estos congresos estás tan segura porque has invertido tantas horas que lo expones”, reconoció, explicando que tras 20 minutos de ponencia se abre un turno de debate en el que los comentarios buscan también enriquecer, con aspectos como lecturas recomendadas, “que pueden enriquecer tu investigación”, añadió.
Su ponencia se centró en el estudio de unas cartas del siglo XVI de españoles que emigraban a las Indias, analizando el uso de los pronombres Usted, tu y nosotros, que difieren entre Latinoamérica y España. “Mucha gente pensará que en América Latina se comienza a hacer un uso diferente de estos pronombres y no es así, es en España donde empezábamos a cambiar”, nos descubre esta filóloga, poniendo como ejemplo que en Andalucía y Canarias el uso del Usted es un trato más familiar que lo que se hace en Castilla. “Fuimos los españoles los que lo llevamos a América”, afirmó.
Reconoce que el español es una lengua que está de moda “se va a comer al inglés”, añade, observando cómo está creciendo América Latina. Y aunque mucha gente diferencia el español de ambos territorios, para Albitre “es una misma lengua, pero con otras variedad dialectal, no podemos independizarnos a de América, ni pensar que nuestro español, por ser de España, es mejor”, asegura, recordando que somos 40 millones de españoles para una lengua que se habla por 500 millones, “solo somos una décima parte”, añade, sugiriendo que la RAE tenga en cuenta al resto de academias.
Explica que se trata de una lengua “con distintas variedades”, por eso explica que es habitual encontrar matices, “igual que un soriano no habla igual que otro y hay matices a diez kilómetros, a miles de kilómetros hay más”, afirma, reconociendo que entre Canarias, Andalucía, Asturias y Galicia hay muchos paralelismos con América.
La participación en estas ponencias, al igual que las de otros congresos en Praga, Lisboa, Ciudad Real, Sevilla, Varsovia o Valencia es “mi trabajo de fin de grado”, pero no acude sola, porque al margen de contar con el apoyo de sus profesores, se siente muy respalda por sus padres y su familia, “ellos me financiaron”, explicó, ya que esta participación supone muchos gastos, por lo que agradece a sus padres que le dieran la oportunidad de ir, y en el caso de Perú a sus hermana y su prima que la acompañaran “a recorrer las Américas”, la primera incluso con la pierna escayolada. Y en ningún momento se olvida de su tutor y profesor de la Complutense, Eugenio Bustos.
Este Congreso es el de mayor nivel curricular y en el mismo volvió a ser la más joven, por eso se sintió todavía más reconfortada cuando los profesores universitarios, a los que considera “figuras de la lingüística diacrónica” le daban la enhorabuena y la felicitaban por el mérito de estar en Perú con parte de su trabajo fin de grado, frente a ellos que llegaban con su trabajo de investigación de años.
Paula Albitre está estudiando un máster de ELE, español como lengua extranjera, que es un puesto muy demandado en el mundo, y ha comenzado el doctorado en la Complutense, pensando en hacer un lectorado en el exterior.
A sus 23 años lleva una trayectoria impresionante. Tras cuatro años de carrera, y entró en un grupo de investigación en la Complutense, centrado en el análisis del discurso, para llevar a cabo un proyecto de estudio de la cortesía, cómo se realizan las peticiones en cargas del siglo XVI de mujeres que emigraban a América, pero completándolo con otro corpus de Santa Teresa de Jesús, una mujer con estudios y otra clase social.
Heredera del Cid
Paula Albitre llegó a Filología por su amor a la literatura y queriendo ser profesora, pero durante los estudios descubrió la lengua y la investigación y ahora busca poder aportar distintos valores a los conocimientos de la lengua, sin dejar de lado su pasión docente, tanto en instituto como Universidad.
Reconoce que, siendo de San Esteban, el Cid “tira mucho” y en los congresos le preguntan si es descendiente del juglar, a lo que responde “pregunta a mi tío que se cree descendiente del Cid”. Albitre explica que en el mundo literario se conoce San Esteban y les sorprende que alguien de un pueblo de Soria haya llegado hasta ahí, “yo les digo que soy exactamente igual que mis compañeros que han estudiado en Madrid”.
Su futuro pasa por el doctorado, el máster de profesor y de ELE y “ayudar a niños y adolescentes a entender que la lengua es esencial para la vida”, mientras responde que si no está haciendo ya le tesis es “porque no me ha dado tiempo a llegar al doctorado”, por su corta edad.
En el instituto estudió ciencias y aunque obtuvo 10 en las notas, “le dije adiós a las ciencias, se me darán bien, pero yo no soy feliz con los números”, por eso optó por las letras, y desde los 16 años tuvo claro que sería filóloga.