Ahora que se ha puesto de moda el teletrabajo y el volver el mundo rural,, hay que pensar en los pioneros, que sin que hubiera una pandemia tuvieron claro que la calidad de vida de los pueblos era lo mejor para su vida personal y familiar.
Uno de esos casos es Sergio Andrés Cerrada, un ingeniero de telecomunicaciones de San Esteban de Gormaz, que a sus 34 años ha demostrado que se puede tener un empleo en una de las empresas pioneras de la telecomunicación en España e instalar su oficina en su casa de la villa ribereña.
Para él la motivación está clara, “querer volver al pueblo por la calidad de vida”, reconoce al explicar que esa era la intención que tenían tanto él como su mujer, Sheila cuando se plantearon dejar Madrid para instalarse en San Esteban. Sabe que al principio no es fácil, porque uno sale a estudiar fuera y cuando quieres empezar a trabajar de lo tuyo “no queda otra que ir a la ciudad” y entonces hay que comenzar a planearlo, así surgen opciones como el teletrabajo que se convierte “en una posibilidad”, asegura Sergio
Para ello hay una serie de elementos fundamentales, “ahora mismo internet”, asegura este joven ingeniero que actualmente puede disfrutar en San Esteban de Gormaz de fibra óptica, pero cuando decidió venirse, hace dos años, llegó a trabajar con ADSL, realizando reuniones y envíos de documentación y proyectos a través del cobre, algo que en ocasiones dificultaba la capacidad de poder realizar las videollamadas con la calidad ideal, “aunque lo he conseguido con cable”, recuerda. Por eso lamenta que “la fibra tarda mucho en llegar a los pueblos”.
Su viaje de regreso a San Esteban comenzó hace cuatro años, pero entonces ya eran dos personas y aunque en su empresa sí estaba teletrabajando, su mujer no podía hacerlo en su empresa y eso retrasaba su proyecto. Hasta que un día surgió una oportunidad de abrir un negocio (Sheila, su mujer regenta la floristería Oh floremio de la localidad) y entonces dieron el salto. De eso hace dos años y además han logrado reabrir un nuevo negocio.
Desde entonces su vida ha cambiado y desde hace un año ahora tienen una hija que se suma a la familia y eso era también otro motivo para volver a casa.
“Aunque es verdad que en San Esteban cada vez hay menos gente, nosotros queríamos esa tranquilidad”, reconoce. Especialmente porque a la hora de tener hijos “nos parecía más fácil en un pueblo, por la cercanía, los amigos, la ayuda de la familia, el poder llevarla a guardería y colegios, sin tener que coger el coche”, así que la vida en un pueblo y el teletrabajo “permite tener flexibilidad”.
Hace unos meses llegó el COVID y en su caso no supuso ningún cambio porque aunque antes iba a Madrid a alguna reunión presencial y ahora no, lo cierto es que “si algo positivo se puede sacar de esta pandemia que no tiene nada de positivo, es que ha fomentado el teletrabajo”, explica.
Sabe que para teletrabajar hay que “cambiar de mentalidad” y se debe apostar en los trabajos no tanto por unas horas concretas sino por tener productividad y sacar adelante los proyectos desde casa. En su caso reconoce que el contacto no se pierde del todo entre compañeros, porque se hace muchas reuniones, en su caso a través de una aplicación grupal y siempre están conectados, aunque añade que “para eso tiene que estar preparada la empresa”, algo que sí ocurre en la suya. A cambio el contacto social y de amistades no solo no se pierde sino que viviendo en el pueblo se puede quedar en cinco minutos con cualquier amigo “y tener después de la jornada laboral vida social”.
Ahora confía en que con esta situación las empresas “se animen a prepararse para teletrabajar y con ello se pueda venir más gente al pueblo”, porque según Sergio Andrés, “el teletrabajo es una vía más rápida para regresar”.