El festival Aires de Dulzaina ha celebrado este puente su X edición con un amplio programa musical y adaptado a la nueva normalidad que ha traído el COVID 19, pero sin perder la esencia y las ganas de volver a danzar al ritmo de la música tradicional que siguió ofreciendo un amplio recorrido por el mundo de la dulzaina, que incluso desafió a la lluvia.
Y es que los vecinos de San Esteban de Gormaz tenían ganas de volver a inundar las calles y sumarse a las actividades culturales, y la organización de Aires de Dulzaina preparó un programa completo que llevó la música desde la mañana del sábado hasta la tarde de ayer, con el concierto didáctico en la carpa.
Una celebración que fue especialmente emotiva, porque la localidad ribereña se despertó con la triste noticia del fallecimiento de uno de sus vecinos, Pedro Muyo Martínez, quien siempre destacó por su colaboración con la música en la localidad y al que tuvieron palabras de recuerdo tanto en la inauguración del evento como durante el concierto de la banda de música en el que dejaron una silla con sus señas de identidad como demostración de cariño hacia él y su familia.
Aunque el tiempo amenazaba con estropear el inicio del festival, finalmente respetó y se pudo disfrutar de los tres escenarios dedicados a las escuelas de dulzaina, repartidas entre la Plaza Mayor, la Placituela y las Antiguas Escuelas, otra de las novedades de esta edición, que repartió los espacios para evitar aglomeraciones. Pero lo que no faltó fue la posibilidad de repartir y compartir la experiencia musical y las diferencias entre este mismo instrumento musical en distintas regiones, ya que participaron agrupaciones de todas las Comunidades.
Otra de las grandes citas fue el concierto vespertino del sábado, que sorprendió a un auditorio lleno en la carpa, donde se fusionaron la banda de música de la agrupación musical Compases del Duero con la dulzaina, evocando un tipo de repertorio completamente novedoso y sorprendiendo porque en muchos momentos se podía sentir a las tropas del Cid cruzando la villa castellana.
La precipitación si obligó ayer a trasladar el escenario de la música tradicional, pero en ningún caso a suspenderla, ya que la actuación del grupo de danzas Corrobla se trasladó del atrio a la carpa para dar a conocer el trabajo de cuidado de tradición en el folklore. Y fue el mismo escenario del concierto didáctico y de la actuación de Mara Row que cerró el grueso del festival apostando por melodías de música tradicional.
Finalmente el lunes se completó el programa con la brillante actuación de Mara Row en las Antiguas Escuelas.