El valle de Atauta es un escenario mágico, salpicado de pequeñas bodegas cuidadas con mimo por sus propietarios y de cepas centenarias que recogen el carácter de un terruño singular en la Ribera del Duero. Y como una atalaya en ese paisaje está la bodega Dominio de Atauta, un proyecto enológico que nació en el año 2.000 y que desde 2.008 pertenece al grupo Terraselecta, que ha sido galardonada con el premio La Posada por la provincia de Soria.
Su enólogo, Jaime Suárez, asegura que este reconocimiento es muy importante, porque son una empresa arraigada en Soria y este galardón es “un orgullo tremendo, es sentir que estamos haciendo bien las cosas”, porque no es un premio a los vinos otorgado por un crítico, sino “a nivel proyecto”, recogiendo la filosofía de Dominio. “Este premio hace referencia a todo el equipo”, reitera Suárez, quien destaca el trabajo de todos, de los que están en bodega, en el campo o en oficinas, que contribuyen a crear un vino “que muestra la personalidad del lugar”.
Suárez reconoce que cuando Dominio de Atauta se instaló en el territorio “empezó como un tiro, llamando mucho la atención y proponiendo una versión diferente de la Ribera del Duero” y desde el inicio tuvo “tanta personalidad que incluso cambiando de manos no se ha podido variar”, por lo que se ha trabajado en potenciar lo que ya había.
En su caso el mundo de la enología tiene un componente muy vocaciones, porque creció observando como su padre, el Chano, cataba barricas con Mariano García “y eso se mete dentro y solo quieres ser como ellos”, pero a esa pasión por el mundo del vino se suma el personal de la bodega, donde cada empleado tiene su historia, asegurando que ara trabajar en Dominio de Atauta “se requiere un componente pasional tremendo”, puesto que es un proyecto “que busca la esencia de muchos parejas del valle de Atauta”. Su éxito viene también de haber logrado “hacer las cosas de manera más artesanal y minuciosa”, asegura.
“Esto es una locura”, afirma explicando cómo el valle de Atauta da personalidad al vino, a un proyecto que está ligado “indisociablemente” al territorio y que se tardó hasta 15 años en “entender y conocer al detalle todas las peculiaridades y detalles de todos los parajes del valle”, reconociendo que durante estos años se ha ido adquiriendo conocimiento que se ha logrado plasmar en los vinos “y eso nos está dando un plus”.
Aunque sabe que cualquier proyecto de vinos debería estar ligado al campo, en su caso “nuestra implicación es máxima” y se enorgullece de contar con un vitivinicultor como Ismael Sanz, “que tiene una sensibilidad de otro planeta en el viñedo”, explica. Para el enólogo de Dominio de Atauta, “cualquier oportunidad de producir un gran vino, viene motivado por un gran trabajo en el campo”, por eso lamenta que todavía haya gente que piensa que lo importante es el nombre del enólogo o si la barrica es de roble francés, “si piensas eso, Dominio no es tu sitio”, añade.
Pero Dominio de Atauta tiene algo único y es que cuenta con cepas prefiloxéricas, de hace más de 200 años, “todo el secreto está en el vino”, asegura Suárez quien sabe que, además, “en Dominio el 9% del mérito del vino viene de puertas para afuera”, en referencia a la importancia del viñedo y las cepas.
Una filosofía de la que también se han contagiado las 11 personas que trabajan en la bodega ubicada en este pueblo que cuenta con un barrio de bodegas, El Plantío, declarado BIC como conjunto etnográfico. A este personal se suma el equipo de oficinas en Madrid, como parte del grupo, así como responsables de ventas, exportación o marketing, que conforman “un equipo”.
Entre sus últimas apuestas está el enoturismo que llegó tras “una demanda importante” y con el que buscan “transmitir y llegar al público”, para poder contagiarle “la pasión” con la que realizan todo el proceso, buscando fidelizar y que el turista entienda la filosofía de Dominio de Atauta que permite hacer grandes vinos, pero cerrando un círculo que comienzan en el campo, en las parcelas, en esas viñas centenarias que el visitante “ve y toca” sigue en la bodega y catado el vino, del que logra entender “su tipicidad, porque es diferente a otros”, logrando así “conectar” con esa filosofía y arte que es Dominio de Atauta.