Vidal Lamata: se jubila de docente pero no de sanestebeño activo

martes, 09 de enero de 2024
SOCIEDAD - El maestro del CEIP Virgen del Rivero deja las aulas pero anuncia que seguirá su pluriactividad en favor de San Esteban

Cuando ayer se regresó a las aulas no se escuchó por los pasillos del CEIP Virgen del Rivero el fuerte como toros de Vidal Lamata Izquierdo, quien el próximo 9 de febrero (Viernes de Carnaval) cumplirá 60 años y se hará efectiva su jubilación, aunque se ha pedido un mes de asuntos propios “para hacer un favor”, en referencia tanto al interino que le sustituya como a los alumnos que no tendrán que sufrir un cambio de maestro a mitad de trimestre.

Vidal avisa que aunque se jubila de docente seguirá “dando guerra” en las diferentes actividades que lleva a “San Esteban por bandera”, como rutas deportivas, San Bur o la Sardina carnavalera, porque una de las grandes incógnitas fue y quién haría este año la Sardina, la imagen del Carnaval sanestebeño. Precisamente su sexta década coincide con la presentación de esta Sardina que este año rendirá homenaje a los pastores, en su año internacional. No cabe duda de que será una Sardina emotiva no solo porque Vidal y Ana Moreno, su mujer que también se ha jubilado este trimestre del Virgen del Rivero, lleven décadas regalando esta artesanía de la mano de los niños de la Escuela Hogar y el colegio a la localidad, sino porque Lamata viene de una familia de pastores, padre, abuelo y bisabuelo. “La sardina sale”, garantizó Vidal quien explicó que al no tener que compaginarlo con las clases se podrá realizar con más calma y con la colaboración de los niños de quinto y sexto.

Y es que Vidal resume el espíritu sanestebeño, ese de colaborar en todo lo que se necesite en la localidad en cualquier actividad o asociación, y en llevar el nombre de San Esteban como bandera, tanto con su trabajo que ahora finaliza como cuando estuvo de docente en Bustarviejo o en Zayas de Torre de “maestro rural”, una experiencia que recuerda con sumo cariño. “Eso sigue”, garantiza, porque además no tendrá que pedirse moscoso para salir del centro a grabar cuando quieren realizar un reportaje sobre el Cid, un personaje que no solo ha estudiado y le cautiva sino que ha encarnado en diferentes ocasiones para nombrar caballeros de la villa de San Esteban en distintas actuaciones, visitas y actividades.

Pero Lamata, siempre acompañado de Ana, es polifacético y así apostó hace años por unir dos rivalidades locales a través del deporte y el amor a la montaña: el resultado fue San Bur, un grupo senderista de San Esteban y El Burgo que disfrutan de la naturaleza y compaginan rutas sociales con otras de mayor dureza o dificultad y que ahora “igual damos un paso más”, porque al tener más tiempo libre no duda en desarrollar otras actividades vinculadas al deporte, su pasión, como rutas en bicicleta o pequeñas salidas entre semana a parajes del entorno, “nos va a dar mucho juego y mucha cancha”, avisa. De hecho San Bur ha convertido en un clásico montar un belén viviente en la cumbre del Urbión en la subida del belén.

Con su pueblo como bandera ha sido también el ideador del logo con el skyline de la localidad “que me llena de orgullo”, porque ha servido para despedir el año en el cotillón de Nochevieja, para colocarlo en coches o camisetas y para difundir una imagen de San Esteban que él vimos veía cuando siendo un niño ya realizaba rutas, junto a su amigo Charli, en bicicleta por la comarca, y venía la imagen de la localidad al bajar desde Atauta y cruzar el puente “y te pega el subidón”. Hoy ese símbolo “ha pegado fuerte”.

Tras 35 años y un trimestre se jubila un docente de los de vocación, porque aunque su vida laboral se remonta a los 16 años cuando “para ayudar en la economía familiar y pagar los estudios” trabajó como camarero en El Barco o en la 2000, su pasión ha sido la enseñanza. Tanto es así que incluso durante la mili estuvo en academias militares “dando clases a analfabetos, que no sabía ni que todavía había”, pero sin perderse la oportunidad que le ofrecía el servicio de acudir a la montaña para practicar escalara, esquí o cualquier deporte en la naturaleza. Y esa “la montaña siempre me ha tirado” se la trasladó también a sus estudiantes, suyos o a los que incluso acompañó junto a Ana como favor en un viaje fin de curso de COU a Andorra para que los padres estuvieran tranquilos porque iban con profes, aunque todavía entonces no estuvieran de ejercicio en San Esteban y sacrificando sus vacaciones para arropar a menores en su conocer el mundo y practicar deporte.

De hecho durante décadas, como director de la Escuela Hogar Alfonso VIII de San Esteban que dirigió 28 años llevó a cabo diversas actividades no solo para los alojados allí, sino dinamizando la vida cultural de San Esteban, con acampadas o rutas en bicicleta que permitieron a los chavales superar proezas como cabalgar a lomos de sus Babiecas de hierro (sus bicicletas) por la Ruta del Cid, la Expo de Zaragoza, las atalayas y torreones sorianos, el Duero o apoyar hasta Madrid con su candidatura olímpica, con viajes en su tiempo de vacaciones en la que no dudaban en hacerse cargo de más de 50 chavales que vivían cara ruta y salida como un viaje único que todavía hoy recuerdan con una sonrisa.

Porque para muchos niños que pasaron por la Escuela Hogar, Vidal fue “un segundo padre y eso te llena”, reconociendo que además ha finalizado su vida laboral con “la guinda de Educación Física, donde lo he dado todo”, apostando por el multideporte como el badminton, la psicomotricidad, el baloncesto o los deportes de raqueta, junto con el atletismo, como demostró ayer cuando arropaba a cada niño que cruzaba la línea de meta en la carrera de Reyes.

Lamata estudió Magisterio por Ciencias Sociales y Ana, su mujer por Matemáticas y tuvieron “la suerte” de poder optar a especializaciones para maestros de Educación física, realizando prácticas en INEF de Madrid junto a deportistas de baloncesto, fútbol, badminton o el seleccionador nacional de vóley de Cuba que fue “emocionante”.

Una emoción que como un boomerang se volvió hacia ellos el pasado 2 de diciembre cuando “en forma de sorpresa” sus compañeros actuales y antiguos de la Escuela Hogar les dieron una sorpresa en su iglesia, San Miguel, en la que se casaron y en las que tantas veces nombró caballeros, cobijados bajo la galería porticada para ofrecerles “una fiestiqui”, explica emocionado de ver a compañeros de hace 20 años, como Luis, o recordar a otros que ya no están como Carmina que “me puso la piel de gallina”, junto con muchos niños que se criaron en la Escuela Hogar y crearon esa gran familia.

Pero las sorpresas continuaron en la última semana de clase en el CEIP Virgen del Rivero convirtiéndose en Papá Noel, realizando una fiesta sobre la Navidad, con distintas pruebas deportivas y música y un almuerzo para todos los compañeros, “que no tenían prisa por irse y fue muy agradable”, recuerda emocionado. Porque también los niños les sorprendieron y les entregaron regalos con sus propios ahorros y dibujos firmados “que todavía ni hemos podido acabar de ver”, porque también han tenido que atender cientos de llamadas de compañeros, aunque ahora podrán disfrutar y saborear con calma.

 

Informa Ana Hernando
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